viernes, 8 de febrero de 2008

EL AMOR EN ORIENTE

“La cosa de la jodienda
no ha tenido nunca enmienda”.
"Este principio vulgar
tiene su confirmación
desde hace miles de años
en al sapiencia oriental,
y tiene actualidad
en la avidez del placer.
Se buscó hace milenios
con la pareja de turno
el mejor refinamiento.
El lugar del dulce encuentro
debe ser muy placentero
para excitar la pasión.
En absoluto prohibido
la mínima discusión;
en el sacrosanto templo
se murmura sólo amor
y no gritos destemplados.

El Tantra, libro sagrado
a todos nos recomienda
una esmerada limpieza
con un baño reconfortante
o ducha tonificante.
¡Fuera los desodorantes
en los lugares más íntimos
del cuerpo de la mujer!.
¡Qué mejor afrodisíaco
que el aromático olor
y el exótico sabor
de esos lugares tan íntimos!.
Son la mejor excitación
de la libido dormida
llega a galope tendido
la loca eyaculación
con problemas escabrosos
para miles de usuarios
en especial, la precoz.

Hay que tirar de las riendas
al desbocado corcel.
En la fase del vaivén
se descansa varias veces
hasta que descanse el potro.
El galope se reanuda
unas tres o cuatro veces
y en consumada pericia
llegar a la mesa tan ansiada
con ausencia de sabor,
se consigue así el orgasmo
sin eyaculación.
Existe el entrenamiento
en este ansiado laurel:
detenerse en la micción
al menos un par de veces.
Para nuestra generación
se permite “marcha atrás”
sin dejar de fustigar
con la fusta enardecida
“vara de luz” en el Tantra.
Hay que mirar a la yegua
sin dejar de acariciarla
ni tan solo unos momentos,
con un verdadero mimo
unas caricias intensas
a la llamada en la India
“la joya de la corona”
tiene que ser inundada
con ternura, muchos besos,
y encontrar el punto G
y convertirlo en volcán
pleno de lava y de fuego,
se manejarán con tactos
a nuestro alcance los medios
la lengua, dientes y besos
lo que la carrera sugiera
la loca imaginación
porque la penetración
en la fantástica gruta
es último tramo de ruta,
advirtiendo ¡cómo no!
toda su profundidad,
la justa velocidad.
Y si quieres contactar
con los lugares recónditos
ángulo justo de entrada:
cuando la meta inminente
sea de suma dulzura
para alargar el momento
inhalad con lentitud
y temas que los gritos,
se oigan en Singapur.
"