domingo, 17 de agosto de 2008

Silente...

En tus voces destempladas
hay amenaza constante
para el sempiterno amante
que te quiso con locura
y te dio su vida entera.

Ejerciste dos amores:
el del purpúreo cielo
y el visible del terreno.

El primero, de temores,
el segundo con placeres.
Cómo se fue descubriendo
la hipocresía del cielo,
mientras soy un pelele
sujeto a todos los vientos.

Me avergüenzo ante la gente
en mi pecho silente.
Guardo silencio sagrado
pues guardo un gran silencio
en lo más hondo del pecho
guardo muy fuerte mi pena.

¡Oh! ¡qué tristeza en mi alma
no sé dónde consolarme!
Mis ojos van hacia ti
buscándote con presura,
y ¡oh dolor acerbo!
tu gentil figura
queda en mi alma grabada
muy grabada a sangre y fuego.

De mi alma muy amada
quédate siempre conmigo
aunque tenga mis temores
y aunque me amenace el cielo.

martes, 8 de julio de 2008

¡A volar!

Toni, hoy han leído los niños en la escuela, el poema infantil "¡A volar!" de Rafael Alberti.
Tocaba en la lección porque sí. No lo he buscado deliberadamente por lo que te ha sucedido. ¿cuántos años tenías cuando en tu libro de lecturas lo leías?. Es inevitable el recuerdo. Te lo aprendiste de memoria. ¡Qué dicción tan perfecta! ¿te acuerdas?
"parado y triste alcaraván". Y el final parecía un presagio. Con tus cinco o seis añitos. No tenías más.
"¡A volar,
jovencito,
a la eternidad!"

¡ Cómo resuenan todavía, como sinfonía de notas celestiales, tu timbre de voz infantil!. Se te hizo la voz adolescente, luego de joven, y al final, de hombre. Yo recuerdo tu voz infantil. No sé, pero es curioso, evoco con más nitidez tus sonidos de niño...
Eras más puro, más ingenuo. Sentías la belleza de un poema infantil. Se te traslucía la entonación...
¡Qué expresión en cada estrofa!. Nosotros, los adultos, podemos entonar quizá con perfección, pero solo tú, Toni, en tus cinco o seis años le dabas el calor infantil y trascendía tu ruego y si te hubiese escuchado el leñador, seguro que hubiera abandonado el hacha. ¡Cómo sonreías imperceptiblemente cuando te dirigías a las aves...

- "Señora abubilla,
señor gorrión,
hermana calandria,
sobrina del ruiseñor;
ave sin cola
maríin-pescador!"

Me parece que tengo grabado el poema con aquella tu voz, que enmudeció y ha enmudecido para siempre. Y la última estrofa es un puñal ahora. Entonces fue la apoteosis, el triunfo de tu súplica infantil: "¡A volar,
pajaritos,
al mar!"

Fue una premonición, una profecía, un presagio o qué sé yo lo que fue. Si tú no hubieras volado, quizá sería un recuerdo fugaz, difuminado en la neblina de los años transcurridos. Cumplido el presagio, Toni, "¡A volar!" aquel poemilla infantil es vivo, actualizado con resonancias en mi mente, en mi corazón. Con resonancias de estruendo. ..



Y así transcurrían los años, entre añoranzas y recuerdos, y así, me sentí yo, cuando por casualidad, apareció en el libro de lectura de mis alumnos, ¡ A volar!. Y en estos momentos tristes por ambas ausencias, me debato entre lágrimas que descansan y sentimientos encontrados, como tus letras, que aparecen por los rincones más recónditos.

viernes, 16 de mayo de 2008

BRINDIS

En casa jamás se vieron los toros, pero apareció esto entre papeles.

"BRINDIS.

Rebulle el coso taurino.
La tarde brinda al torero
sus luces resplandecientes
que hieren a las arenas del ruedo.
Suena el clarín penetrante
del gentío en el revuelo.
El espada aleja el miedo
abriendo su capa de oro
en un lento movimiento
haciendo el instante eterno.

Una mujer lanza al ruedo
su boca en una sonrisa
detenida ante el torero
al que inspira gallardía.
El hombre capta el mensaje,
con la montera en la mano,
con pasos quedos y lentos
cual si no hubiera distancia
entre la mujer y el diestro.
La muleta, bajo el sol,
reposa en el brazo izquierdo:
es la bandera abatida
delante del rostro bello.
La risa encuentra su eco
en los ojos del torero;
se les olvida el recuerdo
de la sangre derramada
y en el rostro, muy sereno,
se dibuja una sonrisa
que expresa y transluce clara
un orgullo altivo y fiero,
mientras el sol de la tarde
tiñe de amarillo el cielo.

Los caireles y la arena
de la mujer el cabello.
Todo es de color amarillo
menos el del toro negro.
Es de brindis el momento,
de todo el ofrecimiento
en la montura viajera,
la carne herida y de muerte.
Quizá para no volver
en el viaje de regreso.
Un brindis a una mujer
no hay nada más importante
para el hombre grana y oro;
tiene que volver al ruedo,
ser digno de su sonrisa
y mirar lisonjero
de la anónima mujer.
El brindis para en palabras
porque el toro está impaciente
y se menea nervioso.
El hombre que ha de matarlo
despliega el bermellón
convierte el orgullo cierto
lo que fue solo promesa
mas el desprecio.
Recoger la dignidad
cobijada en sus pupilas
de unos bellos ojos negros.
Ha de merecer el beso
cuando coja la montera
en el viaje de regreso. "

martes, 13 de mayo de 2008









"Pinos y bancos de piedra

se extienden alrededor
de la ermita muy sencilla.
Los pinos, en su murmullo
se amalgama con los rezos
emanados desde el templo
y desde los oscuros bancos
estrechos, se mezclan estructurados
de enardecidos deseos,
de parejas de enamorados
que no sienten en sus nalgas
ni los fríos muy intensos
de los gélidos inviernos
ni calores sofocantes
en los cálidos estíos.

En cada cuarto de hora
se escucha en el caserío
los bucólicos sones
de las pequeñas campanas
en su bajita espadaña.
Están llamando a la misa
que tiene que celebrarse
cuando se den los tres toques
y el cura siempre feliz
recuerda a San Agustín
cuando en sus "Confesiones"dice
"pueblo que canta,
ora dos veces a Dios"
Y entona cantos sagrados
algunos, hasta en latín.
Celebra la santa misa
ora la palabra sagrada.
Y cuando expone
ciertos sacros pensamientos
más elevados y divinos
expresa el mismo estribillo,
¡Qué precioso! ¡Qué bonito! "

lunes, 5 de mayo de 2008

¡Qué sorpresa!


Cuando estaba de noviazgo y esas cosas.. en un cajón me encontré, entre mis cosas...

"¡Qué sorpresa!


¡Qué sorpresas da la vida
en el matiz sexual!
Me excitó un sueño
y apreté a mi novio quedo.
Y en él me daba la espalda
sin tomar la iniciativa
como siempre acostumbrada
y fui a la práctica,
por los medios de la táctica.
La pareja agradecía
las caricias del amor.
Nos lanzamos al amor
y tan sólo se escucharon
jadeos entrecortados. "

domingo, 16 de marzo de 2008

Tarde gris

"La tarde aparece gris
la lluvia pertinaz recuerdo.
Ráfagas de helado viento
azotaban nuestros rostros.

Me viste así ¡tan feliz!
Una sonrisa de cielo
se mostró en tu rostro bello.
¿Eres tú, feliz amigo,
o quizá infeliz espectro?

Soy yo, clamé más que dije
en aquella tarde gris.
Fue todo como un sueño.

Pude anegarme en el fuego
de tus inmensas miradas.
Pude contemplar tu recuerpo
cumpliendo así mis deseos.
Fueron minutos intensos...
Mi corazón se agitó.
Pertinaz aguacero
era el símbolo del duelo,
en que dejaba tu adios,
a mi pobre corazón...

La lluvia se mantenía.
Quise darte medio en serio
un abrazo lastimero.
Tú reias con mi intento
y mi corazón gemía
transportado por el viento. "

domingo, 2 de marzo de 2008

"Has llegado tarde, madre.
El ciclo de tu vida se apagó.
Fueron tantos los dolores...
Como una cepa bíblica
brotaron en ti los sarmientos;
de éstos, nacieron racimos...
El milagro de tu savia
los formó tan bellos...
Uno de ellos maduró a destiempo
se arrugó y se extinguió.
Otro racimo se desgajó de ti
y formó un nuevo vastago.
No has podido con tanta vicisitud.
Esperabas coronar tu vida
asistiendo gozosa, al nacimiento
de una nueva planta.
¡No puede ser!
La plaga asoló tu cuerpo
las ramas tormentosas de tu vida
se saturaron de podredumbre..
y eres, madre, la vid
que exprimió su vida
sin querer gustar sus frutos.
Desde algún lugar ignoto
verás la resurrección,
y con ella..."