sábado, 1 de marzo de 2008

El pan nuestro... de Masías


"¿Reside usted en Masías?

¿La conoce usted por dentro?

Se expande desde su centro

en una vasta extensión

para expender el pan

a toda la población.

Si tiene algunas ventajas

también tiene inconvenientes,

tal como la zarandaja

de no tener pan crujiente,

cada mañana del día,

para remediar tal fallo,

nos lo sirve a domicilio

un tal Miguel de Moncada.


Cual si estuviera en exilio,

siempre con el mismo rito,

tocando del coche el pito,

y siempre con buen humor.


Una mujer asaz pícara

le dice con "intención":

"Té hui el pito acatarrat?"*


"Filla, como vols que tinga el pito

després de estar sense femella

vora de quatre anys i mig?"


Otra mujer frescachona

le espeta de sopetón

con toda la ingenuidad:

¿suena el pito de otro modo

o es que me parece a mí?


Miguel con amplia sonrisa

ni corto ni perezoso:

Ya quisiera yo cambiar

por pito de coche nuevo y flamante

al que tengo de diario

que pita como un cascajo:

tendría así buen carajo.


Así se reparte el pan

con guiños y cuchufletas.

En algún día se olvida

de tocar el pito dichoso

y antes de que nadie le diga

la causa de no tocarlo,

les dice jacarandoso:

"en otro tiempo pitaba

todas las notas del órgano

Ahora ya no pita nada

por no tener con quien usarlo..."


Si alguna persona pía

con cara de circunstancias

decía emocionada:

"Danos, Señor, nuestro pan

en este bendito día."

Le contesta muy afable

y sin tono doctrinal

"Yo no le regalo el pan

si no me da los quince duros".


Entre bromas y de veras

se va repartiendo el pan

crujiente y tibio del día

en nuestra feliz Masías. "


* ¿tiene el pito hoy acatarrado?
hija, ¿cómo quieres que tenga el pito
después de estar sin mujer
después de cuatro años y medio?